Parte medular en la sostenibilidad de las empresas de manufactura es el uso adecuado de la energía. Despliegues tecnológicos como la automatización y el mantenimiento predictivo optimizan son aliados reconocidos para la optimización de este recurso.
Es muy claro que la manufactura enfrenta un desafío crucial: mantener la productividad mientras reduce su impacto ambiental. La energía es recurso vital de cualquier planta industrial, y la transición hacia fuentes limpias es una necesidad ineludible. No se trata solo de cambiar la matriz energética, sino de transformar la infraestructura productiva mediante redes inteligentes, almacenamiento eficiente y digitalización avanzada. La manufactura limpia es el futuro, y la tecnología es su principal aliado.
En el corazón de esta evolución están las redes eléctricas digitales, que permiten optimizar el consumo, reducir costos y garantizar un suministro estable. Estas redes incorporan inteligencia artificial, sensores IoT y gestión de datos en tiempo real para maximizar la eficiencia energética en las plantas de producción. Empresas que han adoptado estos sistemas no solo han reducido sus emisiones, sino que han mejorado su competitividad en el mercado, el cual exige sostenibilidad como requisito.
La digitalización energética presume cambiar la manera en que las plantas de manufactura operan. Un claro ejemplo es la adopción de energía solar en el sector industrial. Empresas como Continental en Aguascalientes han instalado más de mil paneles solares en sus instalaciones, generando 821 MWh al año y reduciendo 478 toneladas de CO₂. Faurecia y Kirby han seguido caminos similares, disminuyendo costos operativos y mejorando su huella ambiental sin comprometer la productividad.
Cambio de paradigma
Pero la integración de energías limpias no se limita a la generación de electricidad. La automatización en la gestión de redes eléctricas ha permitido a muchas plantas optimizar su consumo. Plataformas como Onesait Utilities Grid, desarrollada por la firma española Minsait, ya han sido implementadas en más de 300 empresas para mejorar la distribución y monitoreo de energía en tiempo real. Estas herramientas combinan plataformas de adquisición de datos como SCADA; de inteligencia de datos, como Big Data, y de comunicación, como IoT industrial; lo que permite una mayor flexibilidad en la administración de la demanda energética y asegurando que los recursos se utilicen de manera óptima.
Otro avance clave en la manufactura sostenible es el mantenimiento predictivo basado en inteligencia artificial. Gracias a sistemas de monitoreo avanzado, las empresas pueden detectar fallas antes de que ocurran, lo cual reduce tiempos de inactividad y costos de reparación. La inspección de infraestructuras con drones y el uso de realidad aumentada para la capacitación de operarios han optimizado los procesos productivos, mejorando la seguridad y eficiencia de las plantas.
La descentralización energética está marcando un nuevo modelo en la manufactura. Durante décadas, la energía era producida en grandes centrales y distribuida a las fábricas mediante redes inflexibles. Hoy, las plantas industriales pueden generar y gestionar su propia energía mediante micro-redes inteligentes, a partir de la combinación de fuentes renovables con almacenamiento avanzado. La Universidad de Monash en Australia es un ejemplo de esta transformación, operando bajo un esquema de autosuficiencia energética reconocido a nivel global.
En México, la demanda de electricidad en el sector manufacturero sigue en ascenso. Según el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), el consumo eléctrico per cápita pasará de 2.7 MWh en 2022 a 3.2 MWh en 2026. Este crecimiento obliga a las empresas a buscar soluciones más eficientes y sostenibles. La integración de redes inteligentes y energías renovables no solo es una estrategia ambiental, sino una ventaja competitiva en un contexto donde la reducción de costos operativos es clave.
El futuro de la manufactura no se limita a producir más, sino a producir mejor. Cada fábrica que adopta energías limpias, cada planta que optimiza su consumo con redes digitales, cada empresa que invierte en automatización energética está dando un paso hacia un modelo industrial más eficiente y responsable. La manufactura del siglo XXI será limpia, inteligente y digital, y quienes comprendan este cambio liderarán la transformación del sector.