Engranajes verdes: automatización al servicio del planeta

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La automatización en manufactura puede ser clave para la sostenibilidad, pero su implementación requiere estrategia y conciencia para evitar errores comunes que comprometan los objetivos ambientales.

La automatización y la digitalización han dejado de ser simples promesas para convertirse en herramientas imprescindibles para una manufactura más sostenible. Tecnologías como el Internet Industrial de las Cosas (IIoT), la inteligencia artificial (IA) y la robótica avanzada permiten a las empresas alcanzar objetivos ambientales sin sacrificar eficiencia operativa. Sin embargo, el reto real se centra en la manera de implementar estas tecnologías de tal forma que realmente apoyen las estrategias de sustentabilidad y no se conviertan en un simple ejercicio de modernización.

Los sensores conectados mediante IIoT permiten monitorear en tiempo real el consumo energético de cada proceso de la línea de producción, registrando datos que se transforman en indicadores precisos como el indicador (KPI) de consumo energético por unidad producida (kWh/unidad). Este indicador permite a las empresas identificar y reducir los procesos con altos consumos, logrando una eficiencia energética tangible. Por ejemplo, una línea automatizada puede ajustar el uso de energía a la demanda, desconectando sistemas inactivos o reduciendo el flujo energético cuando se detectan cuellos de botella, lo que reduce la huella de carbono.

Datos en movimiento

Otro KPI clave es el de índice de reducción de desperdicios (% de reducción), que permite medir el porcentaje de residuos eliminados gracias a la precisión de los sistemas automatizados. Mediante brazos robóticos y sensores inteligentes, es posible minimizar el desperdicio de materia prima al mejorar la precisión de los cortes y ensamblajes. Además, los datos recopilados por el IIoT permiten implementar algoritmos de optimización de procesos que eliminan pasos ineficientes y ajustan parámetros automáticamente, incrementando la productividad y reduciendo la generación de desperdicios.

Los sistemas de mantenimiento predictivo impulsados por IIoT ofrecen otro beneficio crítico: el KPI de tiempo medio entre fallas (MTBF), que cuantifica la fiabilidad de los equipos y reduce paradas no programadas. Esto no solo garantiza la continuidad operativa, sino que también disminuye el uso de recursos asociados a reparaciones y reemplazos, como lubricantes, piezas de repuesto y energía. Los gemelos digitales permiten simular escenarios de desgaste y anticipar problemas antes de que ocurran, una práctica que no solo optimiza recursos sino que también minimiza los residuos derivados del mantenimiento reactivo.

La trazabilidad digital completa de materiales y productos, habilitada por IIoT, permite monitorear el KPI de porcentaje de materiales reciclados (%), identificando qué proporción de los insumos proviene de materiales reciclados y qué porcentaje es reciclado al final del ciclo de vida del producto. Este indicador es clave para las estrategias de economía circular, pues facilita la recuperación y reutilización de componentes, disminuyendo la extracción de materias primas vírgenes y la generación de residuos.

Conexiones silenciosas

Pese a estos beneficios, la implementación de la automatización y el IIoT no está exenta de desafíos. Un error común es implementar automatización sin alinear los objetivos tecnológicos con las metas de sustentabilidad de la empresa. La adopción aislada de sistemas automatizados puede generar mejoras en la productividad, pero no necesariamente implica reducciones significativas en emisiones o consumo de recursos. Es indispensable integrar los KPIs de sustentabilidad en los paneles de control y las plataformas de análisis de datos de la fábrica para que la sostenibilidad sea un componente central de las decisiones operativas.

Otro riesgo es subestimar la importancia de la capacitación del personal. La transición hacia entornos automatizados y conectados requiere nuevas habilidades para interpretar datos, gestionar alertas predictivas y actuar en tiempo real. La resistencia al cambio por parte del personal y la falta de competencias digitales pueden obstaculizar el impacto positivo de estas tecnologías. Un enfoque proactivo incluye programas de formación continua, alineados con los nuevos roles que la automatización y la digitalización demandan.

Además, no es muy importante no caer en la trampa de automatizar procesos ineficientes. Si un proceso tiene deficiencias fundamentales, la automatización solo amplificará esos problemas. Un análisis crítico previo de cada etapa del flujo productivo permite identificar los cuellos de botella y rediseñar los procesos antes de automatizarlos, asegurando que la tecnología se implemente sobre una base sólida y no sobre prácticas obsoletas.

La falta de integración entre los sistemas IIoT y las plataformas empresariales existentes puede provocar inconsistencias en los datos y dificultar la toma de decisiones. Para evitarlo, es crucial garantizar la interoperabilidad entre las plataformas de monitoreo en tiempo real, los sistemas de planificación de recursos empresariales (ERP) y las herramientas de análisis de datos. Esto asegura que los KPIs ambientales y operativos se consideren de forma integral, no solo como métricas aisladas.

Rumbo trazado

El verdadero potencial de la automatización como elemento para impulsar la sostenibilidad radica en su implementación estratégica. Los KPIs descritos (consumo energético por unidad, reducción de desperdicios, fiabilidad de equipos y porcentaje de materiales reciclados) son ejemplos claros de cómo los datos generados por IIoT pueden convertirse en acciones concretas para reducir la huella ambiental de una empresa. Al incorporar estas métricas en la gestión diaria y empoderar a los equipos para interpretarlas y actuar, la automatización se transforma en una herramienta clave para alcanzar metas de sostenibilidad.

Al final, no solo se trata de instalar tecnología avanzada, sino de replantear los procesos desde una perspectiva holística que considere tanto los resultados económicos como los impactos ambientales y sociales. Las empresas que adopten esta visión integral estarán mejor posicionadas para competir en un mercado donde la sustentabilidad no es opcional, sino parte esencial del negocio.

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