La reciente elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos ha revivido una preocupación latente para la economía mexicana: el regreso de medidas arancelarias proteccionistas.
Con la amenaza de un arancel del 25% a las importaciones mexicanas, las empresas manufactureras del país enfrentan una situación crítica. Esta decisión podría encarecer los productos mexicanos en el mercado estadounidense, reduciendo su competitividad y su posición en la cadena de suministro, lo que pondría en riesgo sectores clave como el automotriz y el electrónico.
La relación comercial entre ambos países es profundamente interdependiente. Más de 82% de las exportaciones mexicanas tienen como destino Estados Unidos, con un valor que superó los 400 mil millones de dólares en los primeros diez meses de 2024. Sin embargo, esta alta dependencia es —ahora más que nunca— un arma de dos filos a la manufactura mexicana a vulnerabilidades que ahora, más que nunca, necesitan ser atendidas.
El sector automotriz, pilar fundamental de la economía mexicana, se encuentra entre los más afectados. Con 37 plantas en operación y una producción anual de más de 5 millones de vehículos, marcas como General Motors, Ford y Stellantis dependen de la manufactura en México para abastecer el mercado estadounidense. Un arancel del 25% no solo elevaría costos de producción, sino que podría también disuadir futuras inversiones en el país.
De igual manera, la industria electrónica, que ha registrado un crecimiento del 40% en comercio interregional desde la implementación del T-MEC, podría ver frenado su avance. La interrupción de la cadena de suministro y la pérdida de competitividad afectaría a miles de empleos y a la economía en general.
5 medidas para mitigar el impacto
Analistas del mercado sugieren que las empresas manufactureras en México deberían adoptar estrategias proactivas para reducir el impacto de la posible reducción en el flujo de producción de las cadenas de suministro de la región del TMEC.
- En primero lugar está la diversificación de mercados. Esto es explorar nuevas oportunidades en Europa, Asia y América Latina, que aunque de ninguna manera son del volumen que hoy representa la demanda estadounidense, ayudaría a disminuir riesgos. Participar en ferias internacionales y establecer alianzas estratégicas permitirá a las empresas abrir fuentes de ingresos adicionales.
- Otra acción a tomar es la optimización de la cadena de suministro. Identificar proveedores alternativos dentro del país o en regiones menos vulnerables ayudaría a minimizar costos logísticos y fortalecer procesos productivos. Las empresas deben implementar sistemas de gestión eficientes para evitar interrupciones.
- La inversión en tecnología e innovación es clave. La adopción de tecnologías avanzadas, como automatización y digitalización, puede mejorar la eficiencia operativa y reducir costos. Innovar en procesos productivos ayudará a las empresas a competir a nivel global, a pesar de las barreras comerciales.
- Otro punto importante es que, ante la incertidumbre, incrementar temporalmente inventarios críticos y optimizar sistemas de control logístico evitará interrupciones en la producción y sobrecostos. Este tipo de medidas, de hecho, ya se están tomando en algunas empresas en Estados Unidos, donde se están previendo efectos negativos locales debido al incremento de aranceles. La proveeduría que tienen acordada de México afectaría toda su ecuación de costos.
- Para mitigar el efecto, será crucial que se establezcan mecanismos de Colaboración. Trabajar con el gobierno y asociaciones privadas, será fundamental para promover políticas públicas que defiendan al sector manufacturero y buscar exenciones arancelarias.
El rol del gobierno
El gobierno mexicano, liderado por la presidenta Claudia Sheinbaum, ha manifestado su intención de proteger la soberanía económica del país, mientras mantiene un diálogo abierto con Estados Unidos. Sin embargo, la revisión del T-MEC en 2026 podría introducir nuevas tensiones comerciales, generando incertidumbre adicional para las empresas mexicanas.
Es ahora, más que nunca, que el sector público debe reforzar su colaboración con la industria, fomentando la inversión en tecnología y apoyando iniciativas de diversificación comercial. Lamentablemente, esto se presenta justo en un momento en que el las políticas industriales parecen ir exactamante en la dirección opuesta. No obstante, se tiene la esperanza de que se desarrollen verdaderos mecanismos de cooperación y apoyo para la industria.
La colaboración entre sector público y privado será determinante para mantener la competitividad y transformar esta crisis en una oportunidad para fortalecer la economía mexicana.
La amenaza de aranceles obliga a las empresas manufactureras mexicanas a actuar con rapidez. Diversificar mercados, optimizar la cadena de suministro e innovar tecnológicamente son las principales estrategias para enfrentar este desafío.