EHS: Los riesgos no descansan

gestión ambiental, de salud y seguridad, necesidades operativas

Integrar la gestión ambiental, de salud y seguridad en planta es una necesidad operativa que impacta directamente en la continuidad, productividad y eficiencia de las líneas de manufactura, más allá del cumplimiento normativo.

Las líneas de producción en la industria manufacturera operan bajo condiciones que exigen precisión, continuidad operativa y eficiencia energética. Esto se da por sentado. No obstante, aún existe una brecha entre la operación técnica y la incorporación estructural de una cultura EHS (Environment, Health & Safety) que permita garantizar condiciones seguras, saludables y sostenibles en los entornos industriales.

En muchas plantas, los procedimientos EHS continúan siendo tratados como elementos accesorios al proceso productivo por lo que son delegados a equipos pequeños o enfocados solo en auditorías de cumplimiento. Esta visión limita su impacto en el desempeño general de la planta, ya que no permite integrar el enfoque preventivo en la toma de decisiones operativas cotidianas.

Uno de los principales retos es la falta de sistematización. Si bien existen regulaciones específicas —como las Normas Oficiales Mexicanas para el manejo de sustancias, protección personal y prevención de riesgos— su aplicación varía significativamente entre empresas, incluso dentro de una misma región industrial. En procesos donde la operación de maquinaria pesada, la exposición a sustancias químicas o el trabajo en turnos prolongados es cotidiana, no contar con sistemas de monitoreo en tiempo real representa una debilidad crítica.

La adopción de plataformas digitales para el seguimiento de indicadores de riesgo, la trazabilidad de incidentes y la capacitación programada del personal ha comenzado a generar una transformación en empresas con mayor madurez organizacional. Estas soluciones permiten detectar patrones repetitivos de fallas, automatizar alertas preventivas y evaluar la efectividad de los programas de ergonomía y rotación de tareas.

Áreas de atención

En plantas con alta rotación de personal, el primer trimestre de ingreso representa el mayor porcentaje de incidentes. Esto evidencia la necesidad de programas de inducción robustos que aborden los riesgos específicos de cada proceso productivo. Incluir simulaciones, recorridos en planta y evaluación práctica de conocimientos operativos antes de permitir la operación de equipos, reduce significativamente la exposición a eventos críticos.

Otra área crítica es la ergonomía. En estaciones de trabajo manual, el rediseño de alturas, el uso de soportes mecánicos y la automatización parcial de tareas repetitivas contribuyen a disminuir lesiones musculoesqueléticas, una de las principales causas de incapacidad temporal. La incorporación de sensores para medir movimientos repetitivos o posturas inadecuadas permite ajustar las condiciones operativas en función de datos, y no solo de observación visual.

El monitoreo ambiental dentro de planta también ha evolucionado. En procesos donde se generan partículas, emisiones gaseosas o ruido, se están utilizando tecnologías de captación activa conectadas a sistemas que permiten ajustar ventilación, presión de aire o aislamiento acústico en tiempo real. Estos ajustes dinámicos no solo protegen al personal, sino que también inciden en la vida útil de los equipos y en la calidad del producto final.

Es importante indicar que esto implica ajustes de índole organizacional, debido a que las funciones EHS han dejado de ser exclusivas de un área aislada. En modelos de producción avanzados, se promueve la colaboración entre mantenimiento, ingeniería de procesos, recursos humanos y calidad para establecer objetivos compartidos relacionados con reducción de incidentes, mejora de condiciones laborales y minimización de impacto ambiental.

Supervisión permanente

Un factor determinante es el liderazgo. La implementación de comités interdepartamentales que revisan semanalmente métricas clave, junto con recorridos operativos del personal directivo en planta, permite visibilizar riesgos que de otra forma pasarían desapercibidos. Además, los programas de reconocimiento a prácticas seguras refuerzan comportamientos que protegen tanto a las personas como a la infraestructura.

Las auditorías internas, cuando se aplican de forma constante y no solo como preparación para inspecciones externas, permiten detectar desviaciones operativas y corregirlas antes de que generen consecuencias mayores. El uso de checklists digitales y análisis de causa raíz fortalece este proceso, al tiempo que proporciona evidencia documentada para procesos de mejora continua.

El enfoque EHS también se ha conectado con estrategias de sostenibilidad. Empresas exportadoras ya están incluyendo en sus reportes de desempeño los indicadores de incidentes, emisiones, consumo energético y gestión de residuos como parte de sus compromisos ambientales y sociales. Esto obliga a profesionalizar el área, incorporar especialistas multidisciplinarios y establecer políticas claras de seguimiento.

Las condiciones actuales de la manufactura en México —sometidas bajo una gran presión orientada hacia la competitividad— demandan una visión estructural del rol de EHS. No se trata únicamente de cumplir con la normatividad vigente, sino de garantizar la estabilidad operativa de los procesos y reducir riesgos financieros asociados a paros técnicos, sanciones o pérdida de talento.

El verdadero reto es incorporar EHS como parte de la lógica operativa del día a día, con datos, sistemas y decisiones basadas en riesgo. No basta con tener protocolos escritos; es necesario construir una cultura activa, visible y compartida que sea entendida desde el operador hasta la alta dirección. La producción segura no es un objetivo adicional, sino una condición básica para competir.

Comparte el post

Temas relacionados